Habían pasado algunas semanas desde que finalmente me deshice del nombre "sheldon", pero me sentía tan bien ahora como entonces. Y en esas semanas desde el matrimonio, mi mente ha seguido cambiando. Mis antiguos recuerdos de ser el chico pervertido el cual acosaba a mi vecina recién llegada, la señora paulina wilde se habían ido casi por completo y, de algún modo, no estaba triste. Ya no los necesitaba: ahora era una mujer felizmente casada.
El:"Ooh, ¿cuál es la ocasión?" Preguntó mi esposo, entrando a nuestra habitación y mirando a ni escote al descubierto.
"Oh, nada", dije con nostalgia. "Solo quería presumir de mi chicas favorita". Se acercó y me dio un gran beso húmedo, y mis labios se envolvieron alrededor
"Bueno, me encanta", dijo, guiñándome un ojo mientras se separaba de nuestro abrazo.
"Ni siquiera pensé que fuera posible TENER tanto escote, y mucho menos mostrarlo hasta que te conocí y no me guata que salgas sola...con ese enorme busto".
Me sonrojé y miré hacia abajo. Tenía razón: la parte de arriba era casi completamente al aire y, con sostén, mis tetas estaban juntas, creando un escote enorme y profundo.
"No seas celoso", le dije con coquetería.
El: "Oh, sabe que no lo soy, señora wilde", dijo con una actitud igual a la mía.
Sonreí, deleitándome con mi nuevo nombre. En mi nueva vida.
"Por supuesto que lo sé, señor Wilde".
El:" Entoses esta noche ponte el mejor vestido que tengas porque vamos a salir quiero presumir ami mujer"
Un par de horas más tarde
"Ya estoy lista cariño" dige con alegría...
No hay comentarios:
Publicar un comentario